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Salud

Menopausia y depresión


En la sociedad actual la mujer en edad pre y posmenopáusica es muy vital y ya no tiene una actitud pasiva frente a la vida como sucedía en el pasado. Actualmente, las mujeres de entre 50 y 60 años —profesionales, empresarias, funcionarías, docentes o ejecutivas— tienen una actividad intensa y febril. La perimenopausia puede ser muy molesta y, en ocasiones, invalidante. La depresión en esta etapa es un 30 por ciento más frecuente que en hombres de la misma edad. En ese caso, puede ser necesario un tratamiento con psicoterapia y psicofármacos. Las drogas que se utilizan en forma más frecuente son la benzodiazepina (tranquilizantes comunes) y los antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina (sustancia implicada en el mecanismo de la depresión).

Hay mujeres que no pueden sobrellevar solas esta etapa de su vida y necesitan un soporte terapéutico. Generalmente, en su trabajo o en el hogar evidencian irritabilidad, insomnio, desesperanza, angustia, ánimo deprimido, falta de apetito y de placer. Esto se debe a la disminución de estrógenos. Por supuesto que, también, se suman los síntomas habituales de la menopausia como los sofocos que afectan al 75 por ciento de las mujeres. Durante estos accesos de calor, la piel, en especial de cabeza y cuello, se torna roja y caliente, y la sudoración puede ser intensa. La mayoría de las mujeres tienen sofocos durante más de un año, aunque algunas los padecen durante más de cinco.

Estos calores suelen durar de 30 segundos a 5 minutos y pueden ser seguidos por escalofríos. La sudoración nocturna es un factor de perturbación del sueño, y empeora con el cansancio y la irritabilidad. En ocasiones, la mujer puede sentirse mareada, tener sensación de hormigueo (pinchazos) y percibir los latidos de su corazón, que parece palpitar con más fuerza. También puede presentar sequedad vaginal o incontinencia urinaria e inflamación de la vejiga. La sensación de dolor y cansancio en músculos y articulaciones es un síntoma característico. Las mujeres que beben excesivamente, fuman mucho
o toman corticosteroides y llevan una vida muy sedentaria tienen más riesgo de padecer este trastorno. Durante los primeros cinco años posteriores a la menopausia, se pierde del 3 al 5 por ciento de masa ósea y muscular por cada año.


Las mujeres que han tenido antecedentes de depresión, en esta etapa caen con frecuencia en un pozo depresivo, debido a que la disminución de hormonas provoca cambios neurológicos. En muchos casos el tratamiento no es sólo psicológico y psicofarmacológico sino que algunas pacientes son tratadas con hormonoterapia sustitutiva realizada bajo el control del ginecólogo. También son importantes otras medidas como las dietas con agregado de calcio, suplemento vitamínico, actividad física, y el sostén médico y familiar. Generalmente en el tratamiento de estos trastornos y su medicación no se puede hablar de pocos meses sino de años, ya que el riesgo de recaídas harían el tratamiento más difícil. Cabe aclarar que con una integración interdisciplinaria (psiquiatría, psicología, clínica, ginecología, nutrición y ejercicios físicos) se puede hacer de esta patología algo perfectamente llevadero en la vida de cualquier mujer.

La información contenida en este articulo tiene una función meramente informativa. Ante cualquier duda consulte a su medico o terapeuta .
Fuente: Caras - Asesoró Gregorio Alcain, médico psiquiatra
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