La glándula prostática es el órgano sexual masculino responsable de secretar los nutrientes del líquido espermático y de mantener la vitalidad de los espermatozoides. Está situada debajo de la vejiga y rodea la uretra, conducto éste por el que la orina llega al exterior. Pesa aproximadamente un gramo al nacer el individuo, pero durante la pubertad crece hasta alcanzar, en el adulto, los 20 gramos. Así se mantendrá, relativamente estable, hasta la cuarta década de vida del hombre, momento en que comienzan a producirse los microscópicos cambios que conducen a la Hiperplasia Prostática Benigna (HPB).
La HPB, juntamente con la prostatitis y el cáncer de la próstata son las enfermedades que, con frecuencia, la afectan. En la primera de ellas, el agrandamiento de la próstata, se produce alrededor de los 50 años, y el problema tiende a agravarse con el paso del tiempo. Como resultado de este proceso, llega a pesar hasta 200 gramos, lo que comprime la uretra, dificulta el paso de la orina y obliga a la vejiga a hacer un esfuerzo mayor para vaciarse. La falta de tratamiento adecuado puede desembocar en una insuficiencia renal. A veces, la evolución de la enfermedad no presenta síntomas.
En otros casos, se percibe el aumento en la frecuencia de las micciones, las dificultades para iniciarlas y el goteo terminal, así como la aparición de sensaciones de evacuación incompleta y la necesidad de orinar varias veces durante la noche. La prostatitis, por su parte, es una infección bacteriana que aparece, generalmente, entre los 25 y los 40 años. Puede ser aguda o crónica y está asociada a infecciones uretrales. Con respecto al cáncer de próstata, aunque es poco « común en los menores de 50 años, su frecuencia aumenta con la edad y ocupa, en la actualidad, el segundo lugar entre los tipos de cáncer con mayor índice de mortalidad en los Estados Unidos.
En sus orígenes, esta afección no presenta síntomas y, una vez que estos se manifiestan, es difícil diferenciarlos de los de la HPB. Por eso es importante visitar periódicamente al urólogo, quien, a través de un examen digital de la próstata y otros estudios complementarios, podrá lograr un diagnóstico precoz y acertado. Dado que sólo la consulta temprana amplía las alternativas terapéuticas, y que en el caso de la HPB puede evitar o postergar una intervención quirúrgica.
El proyecto, organizado por el Consejo Argentino de Salud Prostática (CASPRO), tiene por objeto alertar a la población sobre las enfermedades prostáticas y recabar datos epidemiológicos de las mismas en la Argentina. Durante los últimos años, el tratamiento de la HPB sufrió cambios sustanciales. Hasta hace poco, el paciente sólo tenía dos opciones frente a una afección de magnitud: la cirugía "a cielo abierto" o la endoscópica. Hoy, en cambio, la urología cuenta con variadas alternativas terapéuticas, basadas en el uso de inhibidores de las enzimas que aumentan el tamaño de la glándula y afectan su tono muscular. Ante tanta variedad de tratamientos, el urólogo es el único especialista capacitado para indicar el más efectivo en cada caso. Llegar a los 50 años es el primer síntoma de la HPB. No deje de consultar con su médico.
La información contenida en este articulo tiene una función meramente informativa.
Ante cualquier duda consulte a su medico o terapeuta .
Fuente: Caras - Dr. Héctor Fernández Link
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