M  A  D  E     I  N    W  E  B  |  
Salud

La sal, factor de riesgo


Uno de los grandes enemigos, sino el principal, del tratamiento y la prevención de la hipertensión arterial es la ingesta de sal. Se estima que los argentinos consumen 12 g de sal por día, mientras que la recomendación es de aproximadamente la mitad: 6 g para las personas sanas y 2 g para los pacientes que ya presentan hipertensión.


Al disminuir en 3 g por día la cantidad de sal, se evitarían 10.000 muertes al año por problemas cardiovasculares. En pacientes hipertensos, se mostró que al reducir 3 g el consumo de sodio diario, la presión arterial sistólica (presión alta) baja 5 mmHg en promedio, y la presión diastólica (presión baja) en 2,5 mmHg.


Además, si se disminuye 5 mmHg la presión baja, se reduce el riesgo relativo de accidentes cerebrovasculares un 38%, y el de enfermedad coronaria un 16%.


Los científicos Robert Furchgott, Louis Ignarro y Ferid Murad obtuvieron el Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos acerca de la función del óxido nítrico como una molécula mensajera en el aparato cardiovascular.


Estudios posteriores detectaron que el cloruro de sodio bajaría los niveles de óxido nítrico, que es un potente vasodilatador con acciones antiaterogénicas, y como consecuencia, un exceso de sal aumentaría los riesgos de padecer patologías vasculares.


Estos aportes revolucionaron el campo de prevención cardiovascular, ya que hasta ese momento se consideraba que la sal era perjudicial sólo para los hipertensos.


El descubrimiento del vínculo entre la sal y el óxido nítrico, benefició para saber que la sal perjudicaría a las personas más allá de su edad o su condición física, ya que una buena cantidad de eventos cardiovasculares se observaban también en personas con la presión arterial normal.


Tratamiento


Desde siempre unos de los grandes inconvenientes a los que se enfrentan los médicos en general (y fundamentalmente los cardiólogos) es la resistencia de los pacientes a aceptar las modificaciones en la conducta alimenticia que un tratamiento requiere. Uno de los mayores escollos es la negativa de las personas a suspender o moderar el consumo de sal, ya que este es un concepto cultural porque desde la papilla del recién nacido en adelante, los alimentos se condimentan con sal.


Otro impedimento para llevar adelante el tratamiento, es el sabor residual amargo y áspero que dejan las sales modificadas, debido a las cantidades excesivas de cloruro de potasio, en reemplazo del cloruro de sodio.


Actualmente, nuevos desarrollos en materia de sales bajas en sodio (con solo un 0,03%) han permitido dotarlas de un sabor agradable, dejando atrás el mal gusto residual de las primeras en aparecer en el mercado.


Esta importante innovación de la ciencia le otorga
al profesional de la salud una herramienta de suma utilidad para ofrecerle al paciente una alternativa, logrando mayor adhesión a las dietas.


En consecuencia, si los hipertensos encuentran en la sal de bajo contenido de sodio un modo más "amigable" de seguir los requerimientos, se habrá dado un paso muy importante en el cuidado de su patología.


Sin embargo, es importante saber que el sodio se oculta en una cantidad de alimentos que no son salados, y deben ser detectados para poder hacer bien una dieta hiposódica. En mayor o menor medida, todo contiene sodio en forma natural. Por caso, el agua corriente tiene sodio: en Buenos Aires ronda los 24 mg por litro. Se encuentra en cubitos de caldo, quesos, carnes, galletitas de agua, cereales y verduras.


Algunos poseen niveles muy altos, en particular los que requieren de conservantes (el sodio es el conservante por excelencia): fiambres, embutidos, chacinados, enlatados en general, salsas, conservas de pescados, papas fritas, snacks, maní, manteca, hamburguesas, productos congelados, edulcorantes, copos de cereal, productos de panadería, polvo de hornear, harina leudante, masa para empanadas, sopas en sobre, condimentos (mayonesa, ketchup, mostaza), agua mineral y gaseosas, entre otros. Muchos alimentos "light" no son dietéticos: pueden ser bajos en grasas pero contener sodio.


Se estima que del consumo diario de cloruro de sodio, el 60% proviene justamente de la llamada "sal invisible" que se encuentra presente en alimentos no salados.



La información contenida en este articulo tiene una función meramente informativa.Ante cualquier duda consulte a su medico o terapeuta .
Fuente: Dr. Jorge E. Tartaglione Médico Cardiólogo
Link relacionado
Agregar esta nota en Añadir esta página a favoritos e Google..Añadir esta página a favoritos e Yahoo Añadir esta página a favoritos e Ask Añadir esta página a  Meneame Añadir esta página a  Fresqui Añadir esta página a  Enchilame Añadir esta página a  Delicius Añadir esta página a  Digg Añadir esta página a  Technorati
DEJE SU COMENTARIO
flechita
separador
No hay comentarios
separador