En Argentina, el 15 por ciento de las parejas tiene problemas de fertilidad y sólo una pequeña parte de ellas necesita de técnicas de fertilización asistida para lograr un embarazo. En la mayoría de los casos se trata de tratamientos sencillos. No es signo de alarma que la búsqueda natural del embarazo se prolongue durante varios meses o hasta un año. La razón de esperar para realizar los estudios es que la reproducción humana -aunque parezca inverosímil- es sumamente ineficaz, ya que la tasa de embarazo por mes de una pareja sin problemas físicos es de alrededor de un 7 %, y a los 12 meses este porcentaje supera el 70 %. Debido a que las estadísticas son útiles en poblaciones y no en casos individuales, toda pareja que no logra su embarazo en los primeros meses de búsqueda, comienza a plantearse la existencia de un problema.
Pasado el lapso de 1 año, es conveniente consultar con un especialista, a excepción de los casos en que la mujer es mayor de 35 años o alguno de los integrantes de la pareja registra antecedentes que puedan obstaculizar la concepción, situación en la cual se recomienda no esperar para la primera consulta. La dificultad para procrear es muy frustrante. Al enorme deseo de tener un hijo, en ocasiones se suman las expectativas sociales y familiares que hacen que la pareja con dificultades se encuentre bajo constante presión. Por eso, sobre todo los problemas de infertilidad, deben ser estudiados y evaluados respetando la integridad de esa pareja.
Con los avances en reproducción asistida en los últimos 15 años, se puede afirmar que la mayoría de los hombres y mujeres que no pueden concebir tienen chances de lograr un embarazo, aunque a veces es necesaria la realización de varios ciclos de tratamiento. En aproximadamente dos meses, un especialista en medicina reproductiva puede llegar a conocer la causa de la infertilidad y al detectar su origen, es sencillo organizar un plan de tratamiento para lograr el embarazo. Entre los estudios indicados no debe faltar un espermograma, una histerosalpingografía para observar si el útero y las trompas de falopio son normales y, en algunos casos, se necesita realizar una laparoscopía, que consiste en la observación del útero, trompas y ovarios a través de un instrumento óptico. Sólo en el 15 por ciento de los casos se recurre a tratamientos de fertilización asistida, que es cuando el equipo médico asiste a la unión del óvulo con el espermatozoide a través de una fertilización in vitro o de un ICSI (inyección de un espermatozoide dentro de un óvulo), y una vez producida la fecundación, transfiere el o los embriones, en el útero de la mujer.
Pero la mayoría de las veces se trata de aplicar soluciones más simples que las anteriores: estimulación de la ovulación con hormonas si se trata de problemas ovulatorios, corrección quirúrgica a través de laparoscopia en caso de quistes, adherencias, endometriosis -entre otros- y suministro de antibióticos en determinadas infecciones del hombre o de la mujer, son algunas de las opciones más habituales. No hay entonces razones objetivas para renunciar a la maravillosa experiencia de tener un hijo sin haber agotado antes todas las posibilidades que la ciencia ha puesto al servicio de la reproducción. Se trata de una apuesta a la calidad de vida y a la felicidad.
La información contenida en este articulo tiene una función meramente informativa.
Ante cualquier duda consulte a su medico o terapeuta .
Fuente: Dr. Gabriel Fiszbajn Link
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