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ALIVIO PARA LOS CALAMBRES
ALIVIO PARA LOS CALAMBRES
La razón más frecuente por la
que surgen es la repetición de un mismo movimiento de contracción
muchas veces. También pueden ocurrir en el descanso, ante
el menor ejercicio de un músculo tirante y ejercitado en
exceso. Causan dolor agudo y afectan sobre todo las pantorrillas,
los muslos y los pies, pero también el vientre, los brazos,
el cuello y la espalda. Aunque las contracciones en ciertos músculos
requieren ciertas variantes en la forma de aproximarse, la mayoría
de los calambres pueden detenerse con una serie de recomendaciones
básicas generales. Entre ellas figuran las que siguen: Haga un estiramiento: En la mayoría
de los calambres el músculo se acorta, por lo que hay que
estirarlo, de forma suave, no enérgica, llevándolo
dentro y fuera de la posición de estiramiento. Si siente
que un calambre empuja en una dirección, no importa donde
se localice, estire el músculo.
Ponga paños calientes: Aplique sobre la zona acalambrada
un paño impregnado de agua caliente o una bolsa de agua caliente
envuelta en una toalla (el hielo ayuda contra el dolor y evita que
se formen hematomas, en caso de contusión, pero no alivia
el calambre). Si la contracción desaparece rápidamente
y no duele, puede reanudar la actividad interrumpida, aunque sienta
una ligera molestia. Desahogo para las pantorrillas: Para estirar
los músculos de la zona, se recomienda situarse de pie con
las palmas de las manos contra la pared, a la altura de los hombros,
colocando un pie alrededor de 30 centímetros del muro, y
el otro a unos 15 centímetros detrás del primero.
Manteniendo ambos pies planos sobre el suelo, hay que inclinarse
hacia adelante, manteniendo la pierna trasera derecha mientras se
dobla la delantera. Se deben mantener es-I tos estiramientos 20-30
segundos y efectuarlos 2 o 3 veces en cada pierna. Fuente Revista Pronto